vendredi 16 octobre 2009

La sostenibilidad; centro de atención mundial

Escuchamos continuamente a quienes nos hablan sobre la actual problemática ambiental. Algunos profesores lo plantean en sus ámbitos educativos, así como es tratado fuera de ese ámbito, utilizando diferentes lenguajes o metodologías didácticas.

Rara vez entendemos que esta problemática no es algo lejano o un tema sólo de libros. Nos concierne a cada uno de nosotros en forma personal. Somos culpables de que la vida del ser humano sobre la tierra corra un peligro inminente. Así como de la desaparición de tres especies de seres vivos por hora.


En algún momento se consideró un tema exclusivamente de interés para ecologistas, intelectuales y algunos científicos; hoy es una preocupación para cada ciudadano de la Tierra, que anhela la continuidad de la vida tal como la conocemos hoy en día. No tenemos derecho de privar a las futuras generaciones de conocer y disfrutar de las bellezas de este planeta.
Debemos comprender que los próximos años serán muy diferentes. Habrá una reestructuración de nuestro modelo de vida e importantes cambios de paradigma. Para quien no pueda o no desee ver esta realidad se tornará muy difícil la adaptación a este nuevo contexto.


Es importante entender que surgirá un nuevo modelo económico basado en la sustentabilidad. Aquellos emprendimientos humanos que no lo comprendan, dejarán de ser posibles.
¿Que acontecería si mañana las emisiones de CO2 de cada actividad que realizamos en la vida cotidiana comenzasen a tener valor en el mercado? Si se impusiera el pago de una tasa o impuesto por la cantidad de CO2 emitido muchos negocios dejarían de ser rentables y a otros les costaría mucho sostenerse, descontando que habría una gran demanda de autos eléctricos, a hidrógeno o energía solar. Los escenarios futuros posibles son numerosos.

Lo importante es entender el concepto de sostenibilidad y sobre todo una nueva cultura de cuidado del entorno y de nuestro planeta en general; comprender que, simplemente, nos fue prestado para nosotros y las generaciones futuras.
Ya se observan ejemplos, sobretodo en países que entendieron y asimilaron la gravedad de esta situación, de cambios en el modelo de vida. En muchas ciudades ya se tornó más rentable tener un panel solar en la casa que comprar energía de la red pública. La tendencia crecerá a medida que los efectos del cambio climático se tornen más evidentes y con el desencadenamiento de más y peores catástrofes, que paradójicamente afectaran más a quienes menos contribuyen para que el calentamiento global continúe y empeore.
Resulta extraño, a veces incomprensible, pero tenemos la necesidad de ver para creer. Y esto es lo que acontecerá. Recién se harán cambios trascendentes cuando tengamos frente a nuestros ojos, tanto a través de los medios como en vivo, desastres ambientales de todo tipo, muestras claras de un planeta que utilizará sus propios mecanismos para intentar reparar los daños que el hombre ha generado y continúa generando en la biósfera.
La historia es cíclica, nos cuesta aprender de ella y esto queda demostrado una vez más. Los países que algunos llaman “más desarrollados” ya están adoptando políticas y cambios concretos en el modo de vida de sus sociedades, respecto a esta problemática. Sin embargo, aún cuando las medidas adoptadas para mitigar los efectos que la actividad humana sobre el planeta generó y está generando sean las adecuadas sus efectos no serán inmediatos; en efecto, la vida media o tiempo de permanencia de los gases de invernadero ya emitidos es tal que aunque se detuviera totalmente su emisión el proceso de calentamiento continuaría por varias décadas. Por otro lado, como ya ha sucedido varias veces en la historia, los países “en desarrollo” suben tarde al tren de la realidad. En este caso, un tren que no podemos perder, ya que no habrá otro. Algunos de estos países tienen posibilidades incomparables de utilizar y cuidar sus propios recursos, para quedar en una posición de privilegio.
El ejemplo de la provincia de Mendoza es perfecto para ilustrar la necesidad de una transformación urgente. Una ciudad que se halla ubicada en un desierto. Debe todo su desarrollo al agua que proviene del derretimiento de las nieves y hielos de la cordillera, pero desgraciadamente, cada vez contará con menos de este vital recurso.

¿Qué medidas y/o acciones debería o podría tomar esta población para paliar las consecuencias del cambio climático? ¿Qué opciones tiene?.


El caso de Mendoza es uno entre miles en el mundo. También podríamos mencionar el caso de algunas islas que quedarán totalmente tapadas por los mares.

Pareciera el guión de un film de ciencia ficción pero, desafortunadamente, no lo es. La posibilidad de transformar la realidad, por más trivial que parezca, depende de cada uno de nosotros y de lo que logremos en conjunto. No existen soluciones mágicas, sólo existe el aporte de cada individuo, cambiando nuestros hábitos de vida y exigiendo, como ciudadanos, que nuestros representantes atiendan nuestros intereses y realicen cambios concretos. El tiempo de atender intereses por conveniencia quedó atrás. No tiene ningún sentido que nuestros representantes continúen devolviendo favores de campaña, si lo que está en juego es nuestra supervivencia.


Hablar de países o pensar en fronteras poco sentido tiene, los efectos del cambio climático no se detienen en las fronteras ni hacen trámites aduaneros ni de inmigración, el problema nos afecta a todos como ciudadanos del mundo. Pero tal vez resulte alentador para algunos o desafiante para otros analizar el caso de Brasil que posee una de las matrices energéticas más sustentables del mundo. En el caso de Argentina, por el contrario, el gas natural representa el 49% de la su matriz, mientras que la media mundial es del 23%.

Viendo las cosas desde un punto de vista más positivo, si aprovecháramos los recursos renovables que poseemos en cada uno de los diferentes territorios de Argentina, tenemos grandes posibilidades de crecimiento y transformación. Pero debe existir voluntad política y presión popular para que esto ocurra.

La energía y los modos de producción son algunos de los campos, entre muchos otros, donde podemos y debemos cambiar para no quedar fuera de este nuevo mundo que ya está surgiendo. Es necesario comenzar una gran transformación. Cada vez será más difícil paliar las consecuencias de nuestra apatía.
No repitamos la historia, no tiene sentido esperar hasta último momento, en este caso probablemente ya sea demasiado tarde.

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